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Archive for abril 2017


Kasadya Hellhound Born



Hola!! Les traigo el séptimo capítulo del 3° Libro de Kasadya Hellhound, de Karen Swart.
Muchas gracias por sus comentarios y espero que sigan escribiendo.

Probablemente si no hay comentarios, no hay próximo capítulo.

Espero que lo disfruten... Y me van a odiar cuándo lean la última parte.

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Capítulo 7 (Parte 1)





Cuando desperté el sentimiento de muerte inminente no estaba. Por esta noche no tuve ninguna pesadilla. Me levanté de la cama para ir al baño, y me detuve en seco. 

Ahí, durmiendo en la silla de mi habitación, estaba Chax.

¿Qué mierda? ¿Qué está haciendo él en mi habitación?

Enojada, caminé directamente hacia él lista para golpearlo, pero me detuve. Él se veía tan tranquilo y de cierta forma, lindo. Me quedé de pie y mirándolo, y quiero decir realmente mirándolo.

Por una vez sus defensas estaban abajo. Se veía como un tipo normal, incluso atractivo.

Solté un gruñido y me dirigí al baño. Cuando volví a entrar en mi habitación, él estaba despierto y caminando de un lado a otro.

— Buenos días — lo saludé mientras me apoyaba contra la puerta a mirarlo.

Se detuvo y me vio, sus ojos reflejaron alivio, pero rápidamente tomaron el aspecto usual de “mirada en blanco”.

— Buenos días. ¿Dormiste bien? — preguntó mientras caminaba hacia la puerta, listo para alejarse de aquí.

— Si, gracias. ¿Tú dormiste bien en la silla? — pregunté, intrigada acerca de cuál sería su excusa.

Mi pregunta lo incomodó y lució fuera de lugar por un momento.

— Estabas angustiada, dormir cerca tuyo ayuda a calmarte — él alcanzó la puerta, abriéndola y dando un paso afuera.

— Gracias — le grité antes de que cerrara la puerta. Él se detuvo y me miró de vuelta, sus ojos capturando los míos permitiéndome ver el impacto que tuvo esa palabra sobre él. 

Consiente de mi misma froté mi mano sobre un brazo, tratando de alejar la piel de gallina que se había extendido por mi cuerpo. Sus ojos captaron y siguieron el gesto, haciendo que me detuviese y sostuviese mi aliento. Luego como si volviera en sus sentidos, él asintió y cerró la puerta. 

Yo estaba en absoluto estado de shock. Él podría dormir en una silla solo para estar cerca de mí y darme algo de paz.

¡Santa mierda! No sé nada sobre él.

Sacudiendo mi cabeza, comencé a vestirme y prepararme para el día. Esperaba que ellos tuviesen alguna buena noticia.

Necesitaba salir de aquí y al menos tratar de detener a Ballen. Imágenes de la batalla cruzaron mi mente. Hoy, necesitaba hacer algo. Marché bajando las escaleras y encontré a todo el grupo junto, sus cuerpos apretados dentro de la pequeña cocina. 

Mientras entraba, mis ojos se enfocaron en la pareja que estaba haciendo el desayuno. Max y Nanini estaban detrás del mostrador, trabajando juntos sin que ningún insulto saliera de sus bocas. Me senté en la mesa, fascinada con la ensena que tenía delante. Max fue a alcanzar algunas especies en la despensa y le dio a Nanini lo que ella necesitaba. Ello agarró lo que le ofrecía con una pequeña sonrisa y vertió algunas de las especies dentro del pan. 

Se veían como Caim y Zurita, como una verdadera pareja. Mis ojos viajaron hacia Chax, que estaba mirándome. Nuestros ojos quedaron atrapados por un momento, las chispas entre nosotros amenazaban con hacer combustión.

El rubor se formó en mis mejillas y rápidamente mire hacia otro lado.

¿Nosotros seríamos los siguientes?

Volviendo a mirarlos, traté de evocarnos a Chax y a mí en sus lugares. No, no podía imaginármelo. Nosotros éramos tan diferentes; no había manera de que nos lleváramos bien como los otros. Confundida, miré al grupo charlando sobre la presencia de unas esferas de plata en la mesa. Había colores que brotaban de las pequeñas rendijas, arrojando luz a través de los rostros que las examinaban.

— ¿Qué son? — le pregunté a Ben, que estaba a mi lado.

— Es lo que hicimos anoche. Les llamamos congeladores. Demonios y Caídos por igual no serán capaces de teletransportarse si se las arrojamos encima — me transmitió Ben.

— ¿Qué? — casi me abalancé sobre él, estaba explotando de la emoción.

— Veras, el truco es arrojárselas en el suelo alrededor del objetivo, bloqueándolo en el sitio. Luego un encanto en red cubrirá el área y bloqueará a cualquiera que esté de pie en medio de ese lugar. Ellos pueden moverse y todo, pero no pueden teletransportarse. Lo probamos temprano esta mañana.

Mi sonrisa debió haber hablado por mí, porque todos comenzaron a reírse. Le eché un vistazo a Chax, pero el solo me miraba sin decir nada.

— ¿Eso quiere decir que podemos comenzar hoy día? — le pregunté.

Se veía molesto pero asintió.
— Si, eso es lo que quiere decir. Pero necesitamos planear esto apropiadamente. Los príncipes pedirán refuerzos. Entonces, mientras tú peleas con un príncipe, nosotros necesitaremos suficientes Caídos para mantenerlos alejados de la red.

Antes de que pudiese hacer más preguntas, Max puso un plato en frente de mí.

— Come. Tenemos un largo día por delante.

Agarré mi tenedor y comencé a comer, mi mente reflexionando acerca de lo que había dicho Chax. Entonces, los demás estarían metidos en una gran batalla mientras yo trataba de matar al príncipe. Bueno, eso sonaba más como mi vida. 

Terminamos nuestro desayuno y mientras esperaba a que todos terminaran de vestirse, Caídos empezaron a teletransportarse. Cuando salí afuera, note que el patio de Chax se había llenado de ellos. Saludé a Don y a su equipo mientras caminaba hacia un rostro familiar.

— Hola Seth — dije mientras me detenía frente a él.

— Estoy aliviado de verte en una sola pieza. ¿Él te lastimó? — preguntó, mirando alrededor nerviosamente.

— No realmente. Está bien. No te estreses — lo tranquilicé.

— ¡Kasadya! — gritó Chax.

Me giré y encontré su rostro a lo lejos, fruncido en rabia.

— Esa debe ser mi señal de salida. Nos vemos más tarde — dije, dejando a Seth antes de dirigirme hacia donde estaba un Chax obviamente enojado.

— ¿Si? — pregunté, pensando qué fue lo que hice ahora.

Sus ojos estaban fijos en Seth, detrás de mí, y entonces se dio la vuelta y caminó sin decirme la causa de su rabia. Lo seguí, y luego de un rato nos detuvimos frente a su estudio. Me hizo un gesto para que entrara primero.

Oh, esto no lucía bien.

Caminé dentro y lo vi cerrar la puerta con mano dura. Se quedó ahí, inmóvil, mirándome, por un largo momento. Mis nervios ya estaban al límite, mi mente era una jungla de preguntas.

— Cuándo la batalla comience escucharas cada una de mis órdenes. ¿Está claro? — instruyó mientras se daba la vuelta y caminaba hacia su escritorio.

Me quedé ahí, mirando su espalda e igualando su humor enfadado.

— Ya he matado a uno antes — dije lívida.

— Si, pero también creo que fue después de que terminaras en su guarida en el infierno — se dio vuelta y me miró furioso.

Estaba a punto de decir algo, pero solo cerré mi boca.

¿Para qué molestarse?

— Si — respondí en su lugar.

Se acercó a mí, y me preparé a mí misma para un ataque sorpresa por su parte. Lo que me sorprendió fue que su mano alcanzó mi rostro y lo sostuvo. 

Nos miramos el uno al otro por un momento, y justo cuando pensé que las cosas no se podían poner más extrañas, él se inclinó y me besó. Sus labios suavemente acariciaron los míos, su aroma me envolvió enviando mis sentidos a un frenesí.

Fui atrapada con la guardia completamente abajo.

¡Santa mierda! ¡Chax estaba besándome y se sentía increíblemente genial!



Continuará...


3° Libro - Capítulo 07 (Parte 1)

Publicado por: engel.must 19 Comentarios

Kasadya Hellhound Born






Hola!! Les traigo la segunda parte del 6° capítulo del Libro de Kasadya Hellhound Born, de Karen Swart. Ya llevamos un tercio del libro!!!

Dejen sus cometarios, ayudan mucho a que me motive para seguir traduciendo.


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Capítulo 6 (Parte 2)






— ¿Alguna sugerencia para mantener a los demonios en la Tierra? — preguntó Chax, no mirando a nadie en particular y solo observando los alrededores.

El silencio lo saludó. Estuvimos de pie por un rato, pensando, antes de que Chax nos teletransportara de vuelta a su casa. Una vez ahí, todos comenzamos a pensar en una solución.

— No tengo nada — dijo Lada, desparramándose en el sofá.

— Ídem — dijo Nanini detrás del sofá.

Ella se había arrastrado a ese lugar, buscando un sitio con sol.

— No es como si pudiésemos detener la teletransportación — dijo Max, poniendo el pie en los agujeros de la alfombra.

A menos de que seas Chax.

Mi mente se fue a la deriva. Con eso comencé a moverme alrededor.

¡Es cierto! Él bloqueó mi teletransportación y me congeló en el lugar cuando conocimos a su hermano.

— Chax, cuando conocimos a tu hermano en las tierras de hielo, tú hiciste algo para prevenir que yo me teletransportara. ¿Qué hiciste? — pregunté, dándome vuelta para mirarlo.

Él estaba apoyado contra la pared y miraba afuera a través de la ventana. Con mi pregunta se volteó y me miró, sus ojos estrechándose.

— Use nuestro link con Corra y te bloquee. Es como un encanto — respondió.

Vi cómo se le prendía la ampolleta dentro de su cabeza, su rostro se iluminó con comprensión.

— Si somos capaces de hacer el mismo encanto con ellos, tal vez podamos detenerlos — terminó y miró a Abby.

Con frases rápidas y ridículas, velozmente le explicó a ella lo que me había hecho. ¡Entonces BUM! Ben y Max tenían una idea genial y los cuatro se fueron directo al laboratorio de Abby.

— Wow Kas. Tú sí que sabes cómo conseguir atención — señaló Nanini después de que los cuatro dejaran la sala, hablando como nerds sobre células, reacciones químicas y más cosas científicas que nunca había escuchado antes.

— Claramente — respondí.

Raven entró a la habitación y se veía como si alguien hubiese tratado de hacerla barbacoa.

— ¿Qué te pasó? — preguntó Nanini, apretándose la nariz con los dedos cuando el olor de Raven la golpeó.

Raven se dio vuelta y la miró — Terminé en una enfermiza clase de arena de entrenamiento. Fui más freída hoy, que… Bueno, nunca había sido freída antes así que.

Me reí y luego los ojos de Nanini se ampliaron con orgullo.

— ¿Entonces ellos te llevaron a mi arena? — Nanini la provocó.

— ¿Tu arena? — los ojos de Raven se redujeron hacia Nanini y podía verla calculando.

— ¿Humeante no? — preguntó Nanini, sonriéndole.

Raven se movió realmente rápido. El sonido del puño de Raven contra la mejilla de Nanini hizo eco a través de la habitación, justo antes de que Nanini aterrizara en el piso.

— ¡Hay algo realmente malo contigo! — Raven apuntaba a una sorprendida Nanini, quien seguía en el piso.

— ¡Casi morí hoy! — gritó.

Nanini le sonrió — Asombroso ¿no?

La furia que Raven sintió cuando se dio cuenta que con Nanini no había esperanza era palpable. Raven se dio la vuelta y me miró.

— Sip, yo fui freída también, así que no te preocupes. Lo importante es que sigues viva. Ve a tomar una ducha y cámbiate, luego te daré algunas clases con espadas.
 
Ella dejó la sala, sus pies pisoteando las escaleras, tan pronto como las palabras habían salido de mi boca.

— Me agrada — dijo Nanini mientras se ponía de pie.

Solo moví mi cabeza. Nanini era una causa perdida, tratar de explicarle el dolor que había infligido no ayudaría.

— Es lindo de tu parte ayudar a Raven. Aunque ustedes dos no se llevan muy bien — dijo Lada, sonriéndome.

— Ella es un dolor en el trasero. Pero podría dormir mejor si sé que ella es un dolor en el trasero para los demonios también — expliqué.

Caminé hacia la arena que Chax usaba para entrenarme. De pie al aire libre, tomé una respiración profunda. El día casi se había terminado y no habíamos avanzado nada. Bueno, excepto por hacer un trato con una princesa demonio, y averiguar la forma de bloquear a los demonios en la tierra. Me acerqué a la pared llena de armas y les eché un vistazo. Extrañaba las instalaciones de entrenamiento del centro de Amon. Allá tenían algunas armas patea traseros que podrían hacer parecer todo estos como sucios juguetes.

 — Kas, me gustaría hablar contigo — dijo Zurita detrás de mí.

Y mi día no está mejorando.

Con un suspiro, me giré a encararla.

— Claro — respondí, cruzando mis brazos y esperando a que ella “hablara” conmigo. Más que mal, había quedado bastante claro que mi sola presencia la enfadaba. 

Caminó hacia un banquillo y se sentó.

— Lo sé, dadas las circunstancias, nosotras no nos conocimos en buenos términos. Como sea, estoy en deuda contigo — me sonrió.

¿Huh? ¿Me perdí algo?

— ¿Por qué? — pregunté.

— Tú quizás has causado un montón de problemas, pero también nos juntaste a Caim y a mí. Y por lo que he oído, incluso lo salvaste. Por eso estoy muy agradecida — se puso de pie y se acercó a mí.

— Cometí errores al igual que tú. Pero sé que aprenderás de ellos, justo como yo lo hice — ella puso sus manos en mis brazos y me miró.

— Okay — fue mi única respuesta.

Con un asentimiento ella me liberó y se dio vuelta hacia la casa. La observé mientras se alejaba, estupefacta por nuestra conversación. Raven pasó a su lado, y Zurita la vio caminar hacia mí. Una gran sonrisa llenaba el rostro de Raven. Mirando de vuelta a Zurita nuestros ojos se encontraron y con una sonrisa asintió. Parecía que habíamos llegado a un acuerdo.

Ahora, solo había que averiguar cuál era.

— ¿Qué vamos a hacer primero? — dijo Raven, captando mi atención.

Mirando hacia ella le sonreí. Podía ver el entusiasmo en sus ojos. Deseaba que fuese como me sentí cuando Chax me entrenó.

— Vamos por esas espadas de allá — apunté las mismas con las que empecé yo. Los recuerdos de ese día aún estaban frescos en mi memoria.

Raven las levantó, su rostro radiante con orgullo cuando caminó de vuelta donde yo estaba.

— Son hermosas — dijo con admiración.

Saqué mis propias espadas y su boca cayó abierta.

— Te conseguiremos tu propio par de espadas. Le preguntaré a Chax cuando terminemos aquí — prometí. 

Me miró sorprendida.

— ¿De verdad? — preguntó insegura.

— Si, y arreglaremos tu ropa, así tendrás cuero sobre ella, como la mía — sus ojos se volvieron llorosos y asintió, un gracias susurrado escapó de su boca. Sonreí. Pobre chica, tenía mucho que aprender.

Me moví unos cuantos pasos lejos de ella.

— Realizaré algunos movimientos y tú los repetirás con tus espadas. ¿Lista? — le expliqué.

Con un asentimiento, comenzamos.

Tenía que darle algo de crédito, aprendía rápido. En poco tiempo ella fue perfeccionando sus movimientos con las espadas y desplazándose con habilidad. En algún punto Lada, Nanini y Lotan se nos unieron afuera, todos gritaban cuando Raven dominaba una sucesión de movimientos. Para cuando terminamos, una anaranjada puesta de sol se despedía de nosotros en el horizonte.

— Ve a lavarte de nuevo. Luces como si hubieses sido atropellada — bromee con ella, y entonces la vi irse.

— Wow Kas, eres una gran maestra. Serás un infierno de Custos — señaló Lotan.

Me detuve por sus palabras, pero no lo mire. Eso dependería si sobrevivíamos a la batalla.

Amaba enseñar. Cuando comencé a enseñarle a Kali se sintió natural. Viendo como perfeccionaba sus movimientos, justo como Raven lo acababa de hacer, me traía alegría. Pero saber que también entrené a mi propia enemiga evocaba un sentimiento muy diferente. Sabía que confiar en alguien no sería tan fácil como solía ser. Pero, aun así, quiero ser Custos algún día. Quiero enseñarle a otros y verlos convertirse en los guerreros que estaban destinados a ser, como Max y Ben. Mi corazón sangró cuando pensé en Ryan. Él era un buen hombre; no merecía una muerte así.

— Impresionante Kas, se te da natural — lanzo Lada también.

— Si entrenas a Max puedes entrenar a cualquiera — respondí, tratando de escapar de los malos recuerdos.

Recuerdos que sabía que nunca me dejarían. Cargaría con ellos hasta mi muerte, quizás incluso más allá.



Los otros aún estaban atrapados en el laboratorio así que comenzamos a cenar. Comimos y charlamos el resto de la noche, disfrutando nuestro tiempo libre. Pronto llegó el cansancio y nos fuimos a nuestros cuartos. Caminando a mi habitación no tuve ningún episodio, como ayer. Estaba cansada y realmente no daba una mierda. Con una ducha rápida me acosté en la cama. Dejándome llevar, desee un sueño pacifico en vez de otra pesadilla y cuando la oscuridad me reclamó, estaba en el paraíso.



Fin del Capítulo 6

 

3° Libro - Capítulo 06 (Parte 2)

Publicado por: engel.must 9 Comentarios

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