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Archive for marzo 2018
Kasadya Hellhound Born
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Capítulo 16 (Parte 2)
Era algo nuevo, ver demonios volando de esa manera. Al
parecer, los ángeles estaban acostumbrados a ello. Su lucha en el cielo era sin
esfuerzo, pero los números no estaban a su favor.
Agarré un par de cuchillos
cortos, que estaban atados en mi espalda baja y los lancé. Envíe un cuchillo a
la vez, atacando a los demonios por encima de mí. Unos pocos cayeron a tierra,
otros se desconcentraron por el hecho de que habían sido acuchillados. Los
ángeles aprovecharon esa oportunidad y tomaron sus cabezas. Me teletransporté a
la velocidad de la luz, tomando la cabeza de los que habían caído a tierra.
Al ver que teletransportarse y cortar cabezas funcionaba de
manera más eficaz, empecé a hacerlo. Derribé demonio tras demonio,
teletransportándome y tomando su cabeza, sorprendiéndolos. Funcionaba. De esta manera mataba demonios más rápido.
― ¡Teletransportense
y corten sus cabezas! ― les grité
a los otros a mí alrededor.
Todos empezamos a hacerlo y pronto estábamos en el otro lado
de la ciudad. Respiré con fuerza; la tensión de los combates estaba empezando a pasar factura. Deteniéndome, miré de nuevo a los cuerpos esparcidos por la
calle detrás de nosotros.
― Bien hecho,
Kasadya ― dijo Chax entre
respiraciones.
Todos estábamos cansados, cubiertos de sangre y vísceras.
― ¿Esos eran
todos? ― preguntó Zurita detrás
de nosotros.
Me di la vuelta, mirando las calles; no se veían moros en la
costa.
― Caídos ― gritó Rafael
por encima de nosotros.
Todos miramos hacia arriba.
― Vamos a la
próxima ciudad ― teletransportándose
en medio del aire.
Teníamos un largo día por delante. Chax nos teletransportó a
la siguiente ciudad después de una charla rápida con Amon.
Aterrizamos en Nueva York, donde algunos otros equipos de Caídos
estaban luchando con un gran número de demonios. Entramos en la tercera guerra
mundial. Caído, ángel y demonio sumergidos en la batalla que nos rodeaba.
Bombas de luz y relámpagos iluminaban el cielo. Carreteras y edificios estaban
cubiertos de tierra. Rugidos y gritos resonaban en la ciudad.
― Muy bien equipo.
Vamos a hacer que cuente ― dijo
Chax, teletransportándose apenas pronunció la última palabra.
Me uní a la batalla, tirando abajo a dos demonios que atacaban
a una mujer Impon. Con dos golpes rápidos, las cabezas rodaron por la calle mientras
buscaba y elegía a mi próximo objetivo.
Me teletransporté donde éste se
encontraba y me sorprendió encontrarlo esperando por mí. Sus espadas viajando a
través del aire. En una segunda maniobra de evasión, traje mis propias espadas
y bloqueé su ataque. Así comenzó nuestro baile con espadas mientras fintábamos,
nos agachábamos y nos atacábamos el uno al otro. Él perdió el equilibrio cuando
me agaché, tomando distancia de uno de sus golpes, y viendo mi oportunidad, me
teletransporté a su espalda. Con un rugido, tomé su cabeza.
Buscando a mi próximo objetivo, vi dos demonios más
teletransportarndose a la batalla.
¿Ellos se están
teletransportando aquí?
Esto me preocupó. Claro, podríamos seguir luchando hasta el
final de los días, pero algo me estaba molestando. Me teletransporté hacia
ellos y rápidamente tomé sus cabezas. Dando la vuelta, mis ojos captaron algo
en la parte superior de un edificio. El príncipe demonio flacuchento estaba de
pie en la parte superior del techo, mirando hacia abajo con una expresión de
satisfacción. Mi alarma interna se disparó.
Algo está mal.
Miré a mí alrededor. Toda la calle era un campo de guerra. Los
humanos corrían por sus vidas. En la tierra, Caídos y demonios inmersos en
la batalla. En el aire, más Caídos junto a los ángeles estaban luchando contra
más demonios.
Algo no estaba bien.
Estudié al príncipe durante unos segundos más y lo descubrí.
Me teletransporté, dejando a mi equipo atrás y aterricé en el campo de batalla
que recordaba de mis visiones. Y seguro como el infierno, había tres reliquias
puestas en la pared. La cuarta estaba empezando a aparecer en la esquina
superior derecha. Mi mente empezó a funcionar rápidamente.
¡Era una distracción!
¡Nos estaban distrayendo en las ciudades!
Me teletransporté de vuelta a Nueva York, buscando
frenéticamente a Chax. Teletransportándome, y cortando cabezas al mismo tiempo
mientras lo buscaba. No lo pude encontrar en todo el caos.
Alcancé mi collar y
cerré los ojos.
― ¡Es una
distracción, la pared está casi abierta! ― dije lo más fuerte que pude.
Al abrir los ojos vi la reacción de los Caídos. Mi mensaje
había sido oído por todo el mundo. Miraron a su alrededor, sin saber qué hacer.
Teníamos un gran dilema. Salir de las ciudades dejando a los seres humanos sin
protección y detener el Apocalipsis, o quedarse aquí y perder la batalla de
todas maneras.
― ¡A los
campos de batalla! ― gritaban
Chax, Vulcan, Thonyn y un montón de otros jefes de equipo, al mismo tiempo.
Pude ver la desesperación en los rostros de los Caídos, como
las palabras rasgaron sus corazones en dos. Una gran cantidad de vidas humanas
se perderían; no seríamos capaces de salvarlos a todos. Los Caídos comenzaron a
teletransportarse uno por uno.
― Vayan, Caídos,
los ángeles tratarán de proteger las ciudades ― se escuchó la voz de Miguel, pero al contrario de Corra, no
sonaba a través de nuestros collares. Este mensaje fue entregado a través de
nuestras mentes.
De acuerdo, por lo que los ángeles tendrían las ciudades,
entonces estaría en manos de los Caídos proteger a todo el mundo.
Me moví hacia
el campo de batalla. Los Caídos todavía estaban teletransportándose y Chax y
los demás comenzaron a gritar órdenes. Necesitaba encontrar a Ben y a Nina. Mis
ojos se posaron en Ben a unas yardas de distancia. Me teletransporté hacia él y
lo agarré del brazo.
― ¿Lograste
hacerlo? ― le pregunté mientras
miraba su expresión sorprendida.
― Si por
supuesto. Están en mi mesa en el laboratorio. Las encontrarás fácilmente ― me aseguró.
Le solté el brazo y asentí. Me teletransporté al laboratorio y
miré a mi alrededor, en busca de mis propias armas. Allí, sobre la mesa en una
especie de contenedor, había dos enormes esferas que se parecían mucho a las más
pequeñas. Me acerqué y abrí el contenedor. Al alcanzar la primera, cerré mi
mano alrededor de ella. O más bien, traté de cerrarla. Era más grande que mi
mano de revelada.
Bueno, eso
significa que iban a hacer el trabajo. Sostuve la primera de ellas en la mano,
tratando de pensar en un lugar donde ponerlas.
¡Mierda!
Miré nuevamente el recipiente y coloqué la bomba de nuevo
en su lugar. Serían más fáciles de llevar si están dentro del contenedor. Ahora
sólo necesitaba un lugar donde ponerlo. Agarrándolo, busqué alrededor tratando
de encontrar un lugar seguro.
¡Mierda! ¡Mierda!
¡Mierda!
Mi cuerpo estaba al descubierto. Me teletransporté a mi
habitación y abrí de golpe mi armario. Tirando cosas alrededor, buscando algo.
Allí, en la parte posterior del armario, encontré una bolsa con una correa. La
agarré y la miré. La correa tenía la longitud suficiente para ir alrededor de
la cintura. Pero todavía necesitaba asegurar las esferas para que nadie las
viera y mantenerlas lejos de posibles golpes. Mi chaqueta de cuero me llamó la
atención. ¡Claro que sí! Eso podría funcionar. Me puse de pie y até la bolsa
alrededor de mi cintura, asegurándome de que el contenedor con las esferas
estuviese en mi espalda baja. Entonces, agarrando mi chaqueta, la arrojé sobre
mí misma. De esta manera nadie podía ver que tenía algo atado a mí. Con una
respiración profunda, me teletransporté de nuevo al campo de batalla, donde los
otros habían empezado a ponerse en formación. Chax y algunos de los otros
Custos estaban gritando órdenes, asegurándose de que todo el mundo estuviese
listo y en su lugar.
Me di cuenta que Ben y Abby estaban corriendo a darle algo
a los Caídos. Caminé hacia ellos, lo ojos de Abby eran enormes, con miedo
mientras me miraba.
― Kas... aquí
tenemos algunas esferas para ti ―
me dio una correa de color negro con la versión pequeña dentro de unas bolsas
del mismo tamaño.
Mi mano frotó la textura de las bolsas y sonreí. Raven había
encontrado una manera de proteger a las esferas y a nosotros.
No eran bolsas; eran pequeños contenedores de metal
manteniendo así las esferas a salvo y seguras.
En la parte superior de cada
uno había una tapa que tenías que darle la vuelta para abrirla, y con eso, las
esferas se salían del contenedor para quedar en tu mano.
Buena chica.
Le di
las gracias y busqué en la multitud otra vez. Encontré a Nina hablando con otra
Caída y me teletransporté hacia ella.
― Nina ― le dije, aterrizando detrás de
ella.
Se dio la vuelta y me miró.
― Estoy lista
Kas, en el momento que sea necesario, simplemente grita mi nombre lo más fuerte
posible ― respondió ella, con
tristeza en sus ojos.
― Gracias,
Nina ― dije, abrazándola.
Ella me devolvió el abrazo y por un momento el mundo se alejó de nosotras.
― No, gracias
a ti, Kas. Me aseguraré de que tu nombre sea pronunciado con honor y respeto ― di un paso atrás, alejándome de
ella y parpadeando rápidamente para evitar que las lágrimas cayeran.
― Vale Nina ― la saludé y me teletransporté junto
a mi grupo de hellhounds.
Chax estaba allí hablando con Zurita y Max.
― Kasadya,
¿dónde has estado? ― preguntó, no
se veía demasiado contento conmigo.
― Sólo tenía
que hacer algunas paradas para conseguir mi chaqueta y esas cosas ― le mentí.
Su ceño fruncido no se fue, pero asintió. ― ¿Estás lista? ― me preguntó en su lugar.
Asentí con la cabeza, tragando el nudo en la garganta. Se
acercó a mí y envolvió sus brazos alrededor de mí. Llevó sus labios a los míos
y me besó. Le devolví el beso con todo el amor que sentía por él, pero también
con un adiós y un lo siento silencioso.
Separándose, apoyó su frente contra la
mía.
― Mantente
viva ― me ordenó.
Sonreí por eso. Siempre tan mandón.
― Te amo, y tú
también mantente vivo ― con un
beso final, él me soltó y empezó a caminar hacia los otros.
Mi corazón latía con fuerza contra las costillas al verlo
alejarse. ¿Sería esta la última vez que lo vería? Me teletransporté frente a él
y lo agarré.
― Te amo ― suspiré y lo besé.
Sorprendido por mi
declaración, no respondió al principio, pero de pronto nuestro beso estaba
lleno de pasión y amor.
Liberándolo, di un paso atrás.
― Más allá de esta vida y la otra ― dijo Chax, como su propia declaración.
Una lágrima se deslizó por mi
mejilla y rápidamente la limpié.
― Cuídate ― dije.
Él asintió con la cabeza y
con eso, le devolví el gesto y me teletransporté de vuelta con mis hellhounds.
Estaban todos mirándome.
― ¿Están listos para patearles el trasero a esos demonios? ― les pregunté.
Rompieron en risas, pero
asintieron con la cabeza. Me volví hacia la pared, donde la cuarta reliquia
estaba a punto de romperse.
Fin del Capítulo 16
3° Libro - Capítulo 16 (Parte 2)
Kasadya Hellhound Born
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Capítulo 16 (Parte 1)
― Amon,
necesitamos una actualización ―
comenzó Chax.
Amon recitó los nombres de las ciudades e hice todo lo posible
para absorber la mayor cantidad de información que pude. Con cada ciudad que
dijo, empecé a sentirme cada vez más mareada. Había tantas ahora.
― Es un ataque
global ― Don lo aseguró, dejando
una marca en mi mente.
Estaba temblando un poco. No esperaba esto; esto no estaba en mis visiones.
― Líderes de
equipo, tenemos que tratar de tomar una ciudad a la vez. No somos suficientes
para tomarlos a todos ellos simultáneamente. Amon, asígnale una ciudad a
cada equipo, y que ellos se encarguen de tratar de asegurarla ― dijo Chax mientras salía de la
habitación, haciendo que corriera tras él.
― ¿Cómo vamos
a detener todos los ataques y detener a la horda de demonios cuando se rompa la
pared? ― pregunté.
Chax no se detuvo a respóndeme; siguió caminando por los
pasillos.
― No podemos,
Kasadya ― finalmente respondió
y mi corazón cayó directamente a mi estómago.
Acabábamos de alcanzar el peor de los escenarios.
Pasó por
una puerta, así que yo lo seguí. Entramos en lo que parecía ser otra
sala, llena de más puertas. No había visto esta parte antes.
Intrigada, me pregunté qué estaba haciendo Chax aquí. Se
detuvo y abrió una puerta, dentro estaba su hermano y una mujer.
― Tenemos un problema. Han atacado a nivel mundial y no en el lugar de destino. ¿Hay algo
que me puede decir para asegurar la victoria? ― Chax ni siquiera lo saludó.
Su hermano se levantó de un salto cuando empezó a hablar.
― Me temo que
no. Este es algo nuevo para mí también ―
Chax asintió y se dio la vuelta.
Una vez fuera de la puerta, se detuvo y se volvió hacia mí.
― Kasadya,
esto no es bueno. Nuestras posibilidades son escasas. Debes permanecer cerca de
mí en todo momento. ¿Entiendes? ― Él
me estaba asustando en serio, pero asentí, entendiendo su preocupación por algo
más que la lucha.
Cerró los ojos y nos teletransportó. Aterrizamos en medio del
caos, el equipo se reagrupó y miró a su alrededor. La gente corría por todas
partes, gritando y llorando. A medida que entramos a la calle principal, los
cuerpos estaban tendidos en el suelo por todas partes, rodeados de sangre.
Una
pelea en el aire me hizo mirar hacia arriba. Un ángel y un demonio estaban
luchando por encima de nosotros. La sangre cayó del cielo. Me limpié la cara y
puse todo lo que tenía en mí. Ni siquiera esperé a que Chax le diera voz al
ataque. Me moví de lleno en mi forma Revelada
y saqué mis espadas.
― Que Dios
esté con ustedes mis hermanos y hermanas ― la voz de Vulcan sonó a través de Corra.
Con eso, rugimos y nos adentramos en el caos.
Cogí los dos primeros demonios que pude tener en mis manos.
Con un golpe limpio de mi espada, la cabeza de uno salió volando. El otro dio
más pelea. Nos cortamos el uno al otro, me agaché cuando él me golpeó
fuertemente en el muslo. Girando al mismo tiempo, incliné mis espadas y tomé su
cabeza.
Caminé hacia adelante atrayendo al próximo demonio que estaba agarrando
a una niña pequeña. La liberé de sus garras, su grito fue casi como el de una arpía.
Asegurándome de que ella estaba lejos, empujé al demonio hacia la pared de un
edificio. Él no tenía ningún arma lista, así que fue fácil
tomar su cabeza.
Por el rabillo del ojo pude ver una lucha. Me volví hacia ella
y caminé hacia adelante. Un ángel femenino estaba luchando con tres demonios,
que estaban tratando de tirarla al suelo. Con un salto, traje mi puño al suelo
y golpeé con fuerza. La tierra se sacudió y los demonios perdieron el
equilibrio. Irrumpí hacia adelante y corté la primera cabeza. El otro demonio
que seguía luchando por levantarse, conoció mi bota. Con un giro de mi pie, oí
la fisura de su cráneo debajo de ella. Luego le arranqué su cabeza, con un golpe limpio para asegurarme de
que no se llevara a cabo la curación. El ángel femenino remató al último. Me miró y asintió, se dio la vuelta y voló hacia el siguiente
demonio.
― ¡Kas, a tu
izquierda! ― gritó Max y me dí
la vuelta, justo a tiempo para ver a un demonio siendo empujado hacia mí.
Agachándome, le hice un corte limpio, la cabeza rebotando
al suelo.
Una bomba de luz se apagó justo detrás de mí. Girando alrededor, vi a
un demonio volando hacia atrás y Nanini yendo hacia abajo para tomar su cabeza
en el aire, antes de llegar al suelo.
El aire ondulaba a mí alrededor; Chax había golpeado con el puño a un demonio y este voló hacia atrás a un edificio,
donde otro ángel lo aniquiló rápidamente.
― ¡Abby,
cuidado! ― grité, dándome
cuenta de los dos demonios en el aire que volaban hacia ella.
Ella se lanzó y casi
cayó al suelo en su intento. Entonces gritó, inmovilizándolos y observó
mientras caían a la tierra. Yo ya estaba en movimiento, y cuando el primero de
ellos cayó al suelo, su cabeza fue cortada. El segundo corrió la misma
suerte.
Max irrumpió junto a mí en su forma de revelado. Agarró a un par de demonios, rasgándolos en dos con sus
manos. Se volvió, miró a su alrededor, y luego se teletranportó.
Otro demonio
se acercó a mí, así que nos concentramos el uno en el otro. Éste me correspondía
en altura. Nos rodeamos el uno al otro, esperando por el primero que se
atreviera a hacer un movimiento. Él fue tan estúpido como para ser el primero.
Avanzó hacia adelante, balanceando lo que parecía ser un hacha. Me agaché y
giré a la vez, lo vi golpear el aire, cayendo hacia adelante con el impulso.
Levantándose, mientras lo estudiaba. No había visto este tipo de demonio antes.
Tenía grandes alas, con las puntas de huesos y los bordes afilados. Su cabeza
se parecía a una hiena y su cuerpo estaba cubierto de púas. Retrocedí un paso,
tratando de encontrar la manera de llegar a la cabeza. Él irrumpió de nuevo
hacia adelante, balanceando su hacha a través del aire. Me eché hacia atrás y
vi como el golpe erró por poco.
Mis espadas no podían
competir con la enorme hacha. Las coloqué de nuevo en sus vainas e hice sonar
mi cuello y los hombros. Esta vez fui yo la que avanzó, y antes de que pudiera
hacer pivotar el hacha, lo tiré al suelo.
Luchamos y giramos, mientras puño tras puño eran
intercambiados. Él perdió su hacha en el proceso. Su puño vino hacia mí y moví
mi cabeza rápidamente. Rugió cuando su puño se encontró con hormigón en su
lugar. Aprovechando la oportunidad, lo agarré del cuello y utilicé mi fuerza.
Sus manos agarraron las mías, en un intento de conseguir que yo lo pusiese en
libertad. Clavando mis uñas en su carne, obtuve un buen agarre y luego lo dejé
desgarrarse. La sangre salpicó por todas partes y me cubrió la cara. Por
suerte, había aprendido a cerrar la boca a tiempo o habría estado tragando
sangre.
Lanzando su cuerpo sin cabeza lejos de mí, salté de nuevo
sobre mis pies y saqué mis espadas. Ben envió un par de bombas de luz a los
demonios que pululaban hacia nosotros. A medida que llegaban, Lotán estaba sobre
ellos, obteniendo sus cabezas.
Lada y Nanini estaban trabajando juntas, haciendo lo mismo.
Algo chocó contra mí y me envió hacia adelante. Antes de golpear al suelo, giré
y me di la vuelta, volviendo a estar de pie. Estaba en marcha y lista para la
batalla. Un hombre lobo yacía inconsciente delante de mí, y justo más allá, un
enorme demonio, de unos tres pisos de altura, fue pisando fuerte hacia mí.
Oh hombre, ¿por qué
siempre consigo los grandes?
Me moví buscando su pierna izquierda y deslice las dos
espadas; su rugido sacudió el aire que nos rodeaba. El cambio rápidamente a su
pierna derecha, yo hice lo mismo. Lo repetí tres veces antes de que el demonio
finalmente se viniera al suelo.
Ahora, por su cabeza.
Me moví rápidamente y salté sobre su enorme pecho. Llevando ambas
espadas hacia abajo, le hice un corte en su grueso cuello. La sangre brotó de
las nuevas heridas. Me golpeó con un puñetazo enorme y me estrelló contra un
edificio, las paredes se rompieron bajo la fuerza.
Negué con la cabeza y miré hacia atrás. Esto iba a doler, a lo
grande. Él volvió a la carga de nuevo, repetí mi intento de tomar su cabeza. Esta vez vi
el puño por la derecha y salté hacia atrás justo a tiempo.
Perdió el control y rugió con frustración.
Sólo un golpe más.
Di un salto hacia delante de nuevo y lo rebané, dándole toda
mi fuerza al ataque. Su cuello se abrió de golpe y la sangre llovió por
todas partes. Me alejé y di la vuelta, asegurándome de que el trabajo ya estaba
hecho.
Finalmente, su cabeza terminó lejos de su cuerpo.
Uf, eso fue buen
ejercicio.
Mirando a mi izquierda, vi a un grupo de demonios que iban al
ataque; Chax estaba de espaldas a ellos. Me moví hacia delante y golpeé el
aire. El grupo fue arrojado hacia atrás y aterrizó en un lío en el suelo.
Estaba sobre ellos en un segundo, cortando y rebanando como loca. Un demonio
clavó un cuchillo en mi pierna, y me agarró la cabeza y la golpeó contra otro.
Continuará...