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Archive for diciembre 2017
Kasadya Hellhound Born
Hola!! Les traigo la segunda parte del 11° capítulo del Libro de Kasadya Hellhound Born, de Karen Swart.
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Capítulo 11 (Parte 2)
Me
transporté a mi habitación y me dirigí directamente a la ducha. Casi a punto de
terminar, oí la puerta abrirse y a alguien llamando mi nombre.
―Voy,
estoy terminando ―dije en voz alta. De verdad esperaba que no fuera un chico.
Al salir,
me aseguraría.
― ¿Quién
está esperando para verme desnuda? ― le pregunté a quien fuera que me estaba
esperando.
Agarré la
toalla y la envolví alrededor de mi cuerpo.
― ¡Oh,
demonios no! No quiero verte el trasero ―se quejó Nanini en el otro lado.
Sonreí y
abrí la puerta. Nanini, Lada, Abby y Raven me estaban esperando.
―Hola
pequeña ― saludé a Raven, le revolví el cabello cuando pasé a su lado.
Después
de eso vinieron unas cuántas maldiciones.
― ¿Por
qué estás tan jodidamente feliz? ¿Te golpeaste la cabeza o algo así? ―preguntó
Lada cuando alcancé mi ropero.
Le lancé
una sonrisa y luego dije ― Sip, creo que unos cuantos millones de veces desde
que empecé a servir.
― ¿Te
perdiste la parte donde caídos te secuestraron y trataron de matarte? ―preguntó
Raven.
―Nop, no
podría perderme ese tipo de detalles ni aunque quisiera. ¿Pero sabes qué? ― le
pregunté con una sonrisa. Confundida, negó ―Ya no serán un problema. ―Terminé y
me puse algo de ropa interior.
―Lo lamento
por Seth ―soltó Nanini y me detuve para mirarla.
Solo
entonces noté sus ojos rojos e hinchados.
―Nanini,
ni siquiera yo vi venir eso. ¿Cómo podrías haberlo sabido? ―Asintió, pero
seguía luciendo miserable.
Estiré la
mano por mis pantalones y recordé que mi corsé estaba arruinado.
―Ah
mierda ―farfullé para mí misma.
― ¿Qué
sucede? ―preguntó Lada mirándome.
―Mi top
está arruinado, necesito uno nuevo ― me quejé, tratando de pensar en una
solución.
― ¿Por
qué no te pruebas ese par? ― dijo Abby, su dedo apuntó a una pila de cuero en
una mesa.
¡Bueno
hola! ¿Qué tenemos aquí?
Me
acerqué y agarré la primera pieza, la desdoblé para echarle un vistazo.
―Guau
―dijo Raven y sonreí.
Mi nuevo
par de cueros lucían como los otros que tenía, y no pude evitar el pensar en
Chax. Me consiguió estas ropas, ¿verdad? Con una sonrisa, me vestí y las chicas
charlaron sobre lo que sucedió antes y durante mi etapa de inconsciencia. De
acuerdo con Abby, Chax se volvió loco y casi destruye la casa buscándome.
Bajamos
las escaleras y encontramos al resto esperando afuera.
― ¿Están
listas para algo de diversión chicas? ―les pregunté.
Raven
estaba enojada. Al parecer, ella aún no podía ir a estas expediciones, y aunque
odié admitirlo, estuve totalmente de acuerdo.
― Kasadya
―dijo Chax detrás de mí, deteniéndome antes de que saliera. Me giré hacia él.
― ¿Si?
― ¿Estás
segura de que estás lista para esto? Tal vez algo de descanso sería bueno ― Me
contempló mientras sus ojos viajaron sobre mi cuerpo observándome completamente
vestida para la batalla.
―Chax, el
mal nunca descansa. Estoy bien. No te preocupes. ―Me giré y salí antes de que
pudiera detenerme. Los caídos empezaron a teletransportarse, muchos se acercaron a
saludarme y darme su apoyo por la traición de cierto caído. Vi a Nina de pie a
unos metros de distancia y me le acerqué.
―Hola ―la
saludé, esperaba que fuera la de siempre y tratara de empezar una pelea
conmigo.
En su
lugar, me sonrió y dijo:
―Hola
Kas. Me alegra verte en pie y lista para la siguiente sesión.
Mi boca
cayó abierta, pero rápidamente la cerré antes de que se diera cuenta.
― ¿Estamos
como… mmm bien ahora? ― pregunté, la necesidad de saber me presionaba hacia
adelante.
Sonrió y
asintió.
―Después
de todo eso, podríamos decir que somos amigas.
De
acuerdo, entonces eso es mejor, creo.
― ¡Caídos!
― gritó Miguel y todo el mundo se giró a mirarlo ― ¡Vamos a la batalla!
Con ese
grito de batalla, todos nos teletransportamos y me moví a mi lugar.
Una mano
me agarró y me giró. Ojos verdes, tanto furiosos como preocupados, atraparon
los míos.
―Enfócate,
y esta vez, intenta que no te maten ―ordenó Chax.
Sonreí y
repliqué descaradamente ― Sí, señor ― Me burlé de él con un saludo militar.
Esto no
le agradó en lo absoluto, pero tomó su lugar. Agarré mi espada y me alisté.
Luxuria
apareció e inmediatamente después se teletransportó fuera del lugar, dejando a un enojado y
vomitivo príncipe demonio en su camino. Con las espadas resplandecientes,
atacó, pero fui capaz de bloquear su intento y lo contrarresté con mis propias
armas.
Continuamos por un rato, hasta que ambos nos cansamos de asestar golpes
y bloquear. El suelo cedió bajo mis pies, pero con una sonrisa, me levanté con
mis alas. Y esta vez saqué un nuevo movimiento propio. Me aparté y dejé que mi
hellhound tomara el control. Con un enorme estallido, el príncipe salió volando
de regreso a la red. Se enderezó, sacudió la cabeza y me buscó. Pero yo ya
estaba a sus espaldas, mis espadas dirigidas a su cuello. Golpeé el objetivo,
pero mis espadas rebotaron. Salí dando vueltas por mi propia fuerza. Atónita,
me giré a mirarlo.
El
demonio se puso en pie y me sonrió. Luego, usando el dedo, me mostró su cuello.
Estaba protegido por un collar de placa metálica. Se parecía a las chicas en
África con argollas doradas que estiraban sus cuellos, usualmente por belleza.
De
acuerdo, nuevo plan. ¿Cómo matar al príncipe?
Saltó
hacia adelante y una fuerza invisible se estrelló contra mí. Retrocedí dos
pasos y mantuve mi posición. ¿Hellhound? Solo hubo silencio. Me quedó
claro que esto dependería de mí. Fui empujada hacia atrás de nuevo y golpeé la
pared de la red.
Me levanté y estiré las alas, mis ojos atraparon la imagen de
un demonio gritando en el otro lado de la red. Sostuvo su brazo herido contra
el pecho, la parte inferior desaparecida. Mis ojos volvieron de golpe al
príncipe demonio, quién se me acercaba rápidamente. Busqué mis espadas, las
divisé justo detrás del príncipe. Salí corriendo hacia adelante y me estrellé
con él con todo lo que tenía. El filo de sus espadas fallaron por centímetros.
Me alejé
de un salto y golpeé el suelo rodando, recogí mis espadas antes de levantarme.
El príncipe ya estaba de pie y dirigiéndose hacia mí. Primero, tenía que
encargarme de las espadas y luego trabajaría en ese maldito collar suyo.
Nuestras
espadas se encontraron, el sonido de metal contra metal resonó a través del
aire. Rápidamente me agaché, cuando una de sus espadas casi me decapita. Y contraataqué
rápidamente, con un rápido golpe le rebané la mano izquierda justo arriba de la
muñeca. Rugió con furia, mientras soltaba la espada de la otra mano para
agarrar su ahora sangrante apéndice.
― ¡Pagarás
por esto! ―bramó.
Se podría
decir que había captado su completa atención. Levanté las alas y las envolví a mí
alrededor.
Otra
fuerza me golpeó, pero esta vez no salí volando hacia atrás. Abrí las alas un
poco para poder verlo, le envié mi propio pequeño mensaje, con mis golpes de
fuerza-G lo mandé volando contra la red.
¡Cierto,
ese maldito collar!
Rápidamente
aparté las alas poniéndolas detrás de mí, mientras dejaba caer ambas espadas y
avanzaba hacia él.
Atónito,
no tuvo tiempo para reaccionar cuando envolví ambas manos alrededor del collar.
― ¡Ahora
mírame usar tu lindo collar para arrancarte la cabeza! ― rugí, mirándole con
desprecio.
Luego
presioné ambos pies en su pecho, jalé con toda la fuerza que tenía. Gritó y
chilló, me agarró con una mano, la otra no era más que un muñón inútil.
¡Necesito más poder!
Abrí mis alas y empecé a aletear hacia atrás.
Lentamente,
después de lo que pareció como una maldita eternidad, sentí el primer tirón de
su carne.
Necesito desgarrarlo.
Me incliné un poco hacia adelante, aflojé un poco, luego empujé y usé mis alas. Las bandas del collar se desgarraron en su carne, pero aún no lo quité. Pateó y gritó, escupiendo en mi rostro durante todo el proceso. Repetí el movimiento una vez más y finalmente sentí que las bandas se rasgaron. La tercera vez fue la decisiva.
Sus gritos se interrumpieron, y a medida que abría mis ojos, se despegaba su cabeza.
―Idiota,
nunca uses metal para intentar protegerte el cuello. ―Gruñí y tiré la cabeza.
Me giré y
le eché un vistazo a la batalla a mí alrededor. Los otros habían formado un
círculo alrededor de Chax, tratando de protegerlo de los demonios que
intentaban llegar a él. Y él lucía un poco molesto sobre eso. Apartó a Max e
intentó llegar a un demonio, pero Max simplemente lo metió de regreso al
círculo de un empujón. Mi risa fue interrumpida cuando el primer rayo de
divinidad me golpeó.
¡No podía
creerlo! Era aún más poderoso que el último. Caí al suelo, polvo voló frente a
mí cuando intenté respirar.
Esta parte realmente está
empezando a apestar a lo grande.
Otro rayo
me rasgó y rugí de dolor. Lo sentí moverse a través de mí, y por un momento,
entré en pánico. Esta vez se enfocó en mis alas. Lo podía sentir recorriendo
mis huesos, hasta las puntas de las alas. Luego, finalmente, un enorme rayo me
golpeó. Intenté gritar, pero gracias a Dios, la oscuridad me reclamó justo
cuando abría la boca.
Fin del Capítulo 11
3° Libro - Capítulo 11 (Parte 2)
Kasadya Hellhound Born
Hola!! Les traigo el undécimo capítulo del 3° Libro de Kasadya Hellhound, de Karen Swart.
Espero que lo disfruten.
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Capítulo 11 (Parte 1)
Caminé dentro de la
oscuridad, llamando al niño, pero el silencio fue mi única respuesta.
Una
pequeña luz titiló en frente de mí. La oscuridad retrocedió y el inicio de la
batalla comenzó ante mis ojos.
Caminé con los hellhounds para tomar la primera
línea de defensa. Me gire para mirar a los otros. Chax asintió hacia mí y se giró
hacia los Caídos.
— Hemos peleado muchas
batallas. Algunas las terminamos rápidamente, otras duraron años. Pero una cosa
aún se mantiene. Todavía estamos aquí. Los Caídos hemos protegido a la
humanidad por muchos años. Es nuestra responsabilidad, no solo por nuestro
Señor, si no que por todas las almas que existen, para protegerlas por otros
miles de años. No vamos a ceder, no vamos a aceptar la maldad. Juntos
permaneceremos y pelearemos por la única cosa que nuestro Señor nos dio.
Nosotros pelearemos por el amor. Si no es por las personas a las que amamos,
entonces por Él y por los que Él ama. Y pelearemos con cada gramo de amor
que poseemos.
¡Hermanos y Hermanas, hoy protegeremos la tierra! No para tratar
de enmendar nuestros errores. ¡Hoy pelearemos para decirle a cada ser malvado
ahí fuera que nosotros estamos aquí!
Los caídos rugieron.
Todos estaban preparados para pelear hasta el último aliento con tal de
proteger este mundo.
Entonces Chax se giró
hacia mí y me asintió otra vez. Me di la vuelta y miré a los hellhounds
alrededor de mí.
— Fuimos creados para
destruir; dentro de nosotros existe algo que nadie puede comprender,
excepto por aquellos quienes viven con esto. Ellos fueron hechos para ser
únicos, porque son únicos. ¡Hoy liberaremos la ira de Dios sobre esta maldad y
demostraremos por qué fuimos creados! — mi hellhound rugió ante mis palabras.
Me gire a ver la pared,
transformándome en el hellhound que estaba destinada a ser. Corrí hacia
adelante, necesitaba ver tan cerca como fuese posible para ver cada detalle.
Hubo un movimiento repentino en el suelo y luego una luz se derramó sobre el
campo de batalla. Lentamente la pared empezó a romperse, revelando millones de
demonios detrás. Y entonces comenzó.
― ¡Voladores!
― gritó Chax y me giré para mirar atrás hacia él y a los voladores.
Algo
había cambiado. No solo estaban avanzando a atacar. Las hadas y arpías se
elevaron en el aire y se posicionaron a unos pocos pies adelante de la línea de
los hellhound. La horda de demonios se estaba acercando; el suelo se sacudía
con la simple fuerza de los pies al marchar sobre él. Justo cuando alcanzaron la
línea de los hellhounds, Chax gritó de nuevo:
― ¡Sueltenlas!
― Las hadas y las arpías empezaron a lanzar objetos a los demonios. Al momento
que los objetivos golpearon su objetivo, enormes explosiones sacudieron el
suelo mientras demonios salían volando. La esperanza se esparció por mi corazón
mientras observaba la escena desenvolverse. Tuve razón sobre las bombas esta
vez. Los demonios estaban siendo manejados rápidamente. Entonces mi ojo captó a
los demonios acercándose a los hellhounds, pero estos aún no se habían
transformado.
― ¡Ahora!
― grité y tiré cuatro esferas a los demonios.
Se
dispararon en el aire cuando humo negro impregnó la escena a mí alrededor. Pero
las bombas solo funcionaron por un corto periodo de tiempo, Ballen debió de haber enviado a
cada demonio en el otro lado a que avanzara, simplemente eran demasiados, y
pronto la batalla cuerpo a cuerpo comenzó.
¡Mierda!
Vi esto antes. El final no ha cambiado. Miré alrededor
frenéticamente, desesperada por encontrar más pistas.
― ¡Nina! ―grité.
¿Qué? Me
detuve, me miré a mí misma, le estaba asintiendo a Nina y ella me devolvía el
asentimiento. Con un estallido de velocidad corrió y lanzó la esfera plateada
de red alrededor de los caídos. Más exactamente, alrededor de Chax. Mis ojos
atraparon movimiento a mi derecha, y me giré a observarme avanzar a máxima
velocidad. Noqueé a los demonios con mis recién encontrados puños de fuerza G y
rasgando a través de ellos. A unos cuántos metros del hoyo, mi hellhound rugió
y presionó hacia adelante con todo lo que tenía. Derribó los demonios que
venían a través del hoyo.
Cuando golpeó la tierra una enorme bomba explotó,
enviando a todos volando. Me quedé de pie ahí, sorprendida hasta la médula.
El hoyo
se había ido, no había señales de él. Pero mientras yo miraba alrededor tampoco
había señales de mí.
― ¡NO! ― Un
grito llenó el aire, y me giré a mirar a Chax corriendo hacia dónde el hoyo
había estado una vez. Se estrelló contra la pared invisible y golpeó sus puños
contra él. El aire ondeó por los puños de fuerza G que tiraba. Pero nada
sucedió. Miguel y Rafael lo agarraron y lo retuvieron.
―Lo
lamento, mi amigo. Lo lamento tanto ― dijo Miguel, sus brazos lo fijaron en
su lugar.
Los ojos
de Chax eran enormes y estaba más que enfadado, tenía el corazón roto.
Miré de
vuelta a la batalla y lo supe. El destino era una cosa divertida; se te acerca
sigilosamente, y entonces te muerde en el trasero. El resto de los caídos se
encargaron rápidamente de cualquier demonio perdido y pronto solo quedaba humo.
Chax se había calmado, pero seguía mirando a la pared. Di un paso hacia él y
colapsé sobre mis rodillas frente a él. Miraba a la pared con demasiada
esperanza, pero nadie venía de regreso a través de ese hoyo. Actuando por
instinto, estiré la mano y la pasé suavemente sobre su rostro. Su mano se
levantó e intentó agarrarla, pero no había nada excepto aire.
― Kasadya
― susurró, sus ojos se cerraron de dolor.
― ¿Kasadya?
― La voz de Chax me trajo de regreso a la realidad.
Esta vez
no me sorprendí, abrí mis ojos y sus ojos verdes estuvieron ahí para saludarme.
―Hola
―dije y le sonreí. Él me frunció el ceño.
― ¿Estás
bien? ― preguntó dudosamente.
¿Estoy
bien? Demonios no, pero sí aliviada.
Ahora
sabía cuál era mi verdadero destino. Y por una vez, no tuve problemas con eso.
Con gusto ofrecería mi vida con tal de salvar la de aquellos que me importaban.
Y el resto del mundo. Le sonreí, mi mano se estiró para trazar las líneas que
su ceño fruncido causaban.
―Si
frunces demasiado el ceño, se va a volver permanente. No quieres lucir como un
anciano, ¿verdad? ― me burlé de él.
Su boca
estaba colgando abierta, y entonces su cabeza repentinamente se movió para
mirar hacia atrás.
―Arréglala
― le dijo a alguien.
Los ojos
azules de Maia se asomaron sobre él.
―Kas,
¿cómo te sientes?
Me reí
ante su pregunta.
―Me
siento súper bien, Maia. No te estreses ― contesté.
Me senté
y escudriñé la habitación.
Bueno
ahora, otra habitación completamente llena.
―Hola
chicos ― saludé al resto.
― ¿Tiene
una contusión o algo? ― preguntó Rafael, mirando a Maia.
―No tengo
una contusión. Así que, ¿de qué me perdí? ― Aparté varios pares de manos que
intentaron ayudarme a salir de la cama, en su lugar me levanté por mí misma.
Al bajar
la mirada, pude ver que mis prendas estaban cubiertas de sangre.
―Por
favor díganme que están muertos ― pedí, recordando lo que acababa de vivir.
―Todos
ellos ― dijo Chax a mi lado.
Levanté
la mirada hacia él y asentí.
―Bien. No
más sorpresas entonces. Y con eso, espero que Ballen obtenga un mensaje realmente
agradable. Así que, ¿qué vamos a hacer hoy? ― Me di la vuelta y los miré a
todos.
Algunas
bocas cayeron abiertas mientras que otras me devolvieron el saludo. Me iba a
preparar para la batalla. Me iba a asegurar que todos y cada uno de ellos se
alejaran caminando ilesos. Pero más que eso, iba a asegurarme que todos los
demonios, sin importar su rango, conocieran mi nombre.
― ¿Estás
lista para la siguiente ronda? ― preguntó Rafael.
Podría
jurar que oí a Chax sisear a mi lado.
―Apuesta por eso. Empecemos esta fiesta. La linda cabeza de un príncipe sería
realmente genial ahora mismo ― contesté y caminé hacia la puerta.
― ¿Estás
loco? ― Escuché a Chax gritar detrás de mí pero no me di la vuelta para ver
como peleaba con Rafael.
Continuará...