imagenes
Archive for mayo 2017
Kasadya Hellhound Born
Hola!! Les traigo la segunda parte del 7° capítulo del Libro de Kasadya Hellhound Born, de Karen Swart.
Dejen sus cometarios, ayudan mucho a que me motive para seguir traduciendo.
_______________________________________________________________________________________________
Capítulo 7 (Parte 2)
¡Santa mierda! ¡Chax
estaba besándome y se sentía increíblemente genial!
Cuando mi boca se abrió, sentí su lengua tocar la mía. Algo
extraño pasó y antes de saber lo que me había golpeado, tenía mis brazos
alrededor de su cuello y estaba besándolo con todo lo que tenía.
Un golpe en la puerta nos detuvo. Nos separamos y me quedé ahí
jadeando por aire.
¡Oh no! ¡Nos está
pasando a nosotros ahora!
Mis dedos encontraron mis labios, cepillando los lugares donde
aún cosquilleaban por sus caricias.
Chax se recompuso a sí mismo y abrió la
puerta para encontrar a Miguel.
— Todos hemos sido contabilizados. ¿Deberíamos comenzar? —
preguntó Miguel, inspeccionándonos.
Chax me miró y preguntó — ¿Estas lista?
Mi cerebro aún seguía atrapado en el beso, así que me quedé
ahí con mi mandíbula colgando abierta.
— Deberíamos comenzar — respondió Chax cuando notó que yo no
iba a reaccionar a su pregunta.
Él cerró la puerta otra vez y se acercó a mí.
— Cuando estemos luchando, escúchame. Confía en mí — pidió.
Asentí, no fiándome de mi voz. Él se dio la vuelta y abrió la
puerta, haciendo un gesto para que yo liderara el camino. Aun en un estado de
estupor, caminé hacia la entrada de la casa donde todos estaban esperando. Me
detuve y lo dejé tomar la delantera. Aún en un estado de nervios por nuestro
beso, no sería de mucha utilidad por algunos minutos más.
— ¡Nos teletransportaré al lugar acordado! ¡Debemos esperar el
momento en que Kasadya tome la cabeza del príncipe! ¡Nuestro deber es darle a
ella ese tiempo! — les gritó Chax a los otros.
Nos teletransportó a todos a un campo abierto sin casas a
la vista, unos pocos arboles estaban en el lado sur, el resto era pasto
amarillo.
Giré en círculos, tomando una vista completa del campo,
mientras la sangre abandonaba mi cuerpo.
¡Oh mierda! Era el mismo
campo de mi sueño.
— Kasadya — dijo Chax al lado mío, sus manos en mis hombros.
— Es el mismo campo de mis sueños. Este es lugar donde todos
mueren — susurré.
Él se movió enfrente de mí, cortándome la vista.
— Si tenemos éxito, tu sueño nunca se hará realidad. Necesito
que te concentres en el presente. Cuando ella se teletransporte con el príncipe,
mátalo Kasadya — su rostro me pedía que lo entendiera.
Esperaba como el infierno poder ser capaz de hacerlo. Con
un asentimiento lo seguí uniéndonos a los demás. Max, Ben y Abby estaban parados
formando un casi cuadrado, esperándonos. El resto estaba esparcido alrededor de
ellos.
Mirando alrededor, pude ver a algunos Arcángeles entre ellos.
Estaba siendo observada por todos. Algunos asintieron apoyándome, mientras que
otros apenas me miraban. Chax se detuvo cuando alcanzó a Max y los otros,
señalándome con su cabeza que fuera hacia el centro.
— Ya he hablado con la princesa para estar preparados, ellos
no anunciaran su llegada — me advirtió Chax.
Asentí y saqué mis espadas. Mirando alrededor, Max y Ben me
sonrieron.
— Derríbalo Kas — instruyó Max.
Tragué el nudo en mi garganta y me preparé a mí misma para la
inminente batalla.
El aire titubeo y supe que ellos estaban por aparecer. Di un
paso atrás y me transformé, lista para derribarlo. Luxuria se teletransportó,
seguida por otro demonio. Ella apenas aterrizó antes de teletransportarse de vuelta
otra vez, dejando al tipo por su cuenta. Él miró alrededor, pero Chax y los
otros ya estaban soltando las esferas de plata. El rostro del príncipe se
volvió hacia mí y pude ver su conmoción.
Estás atrapado, amigo.
Repentinamente el caos se desató alrededor de nosotros.
Demonios estaban teletransportándose y los Caídos me estaban dando el tiempo
que necesitaba. Me moví de manera fluida hacia él, pero bloqueó el golpe con su
propia espada.
Dándome vuelta, reenfoqué mi atención, mi propia mirada
encontrándose con la de él.
— ¡Luxuria pagará por su traición! — gritó antes de lanzar su
ataque.
Lo esquivé y levanté mi espada, cortándole el muslo. Con un
rugido, volvió a mi otra vez, sus espadas perdiéndome por un centímetro
mientras volvía a estar lista sobre mis pies.
— Solo somos tú y yo — le dije al príncipe demonio.
Él atacó de nuevo, pero antes de que lo pudiera alcanzar,
desapareció. Dolor cortó a través de mí y cuando miré hacia abajo, vi mi sangre
derramarse por mi costado. Di vueltas a mí alrededor, buscándolo.
¿Dónde infiernos está?
— ¡¿Chax, dónde está?! — mi corazón golpeteaba en mi pecho.
Más dolor llegó a través de mi pierna. Cuando miré hacia
abajo, encontré un profundo corte rebosando sangre.
— ¡Chax! — grité de nuevo. Giré alrededor, buscando al
imbécil.
— ¡Transfórmate a revelado,
es la única manera! — replicó Chax. Me congelé.
¿Qué? ¿Está bromeando,
verdad?
Traté de encontrar a Chax en el caos alrededor mío, pero fue
difícil. Dolor me golpeó a través de mi espalda y grité.
— ¡Ahora Kasadya! — gritó Chax de nuevo, pero él no necesitaba
decirlo. Mi visión ya era roja.
A diferencia de la primera vez, no desaparecí dentro del revelado. Era como si ambas estuviésemos
juntas. Ella no tenía voz, pero podía sentirla. Giró su visión roja por el
campo, buscando a nuestro atacante.
Moviéndose en frente de nosotras estaba lo que parecía una ola
de calor. Y tenía la forma de un hombre.
¡Te encontré!
Irrumpí hacia adelante y comencé mi asalto, espadas resonaron
a través del aire encontrándose. Sin aviso, mi hellhound se balanceó y enterró
una de mis alas dentro del cuerpo del demonio. Él perdió su encanto de invisibilidad.
Ella se paró y lo arrastró por la tierra, sus pies colgando y el afilado hueso
de mi ala alojada en su hombro. Lo puso cara a cara con nosotras y le rugimos.
Estaba aterrado, sus ojos muy abiertos.
¡Hola! ¡Conoce a mi
hellhound REVELADO patea traseros, imbécil!
Le golpeamos juntas, nuestro puño impactando su torso con una
fuerza descomunal. El sonido de costillas rompiéndose nos recompensó.
Él voló lejos, aterrizando con un ruido sordo. Se arrastró,
desesperado por alejarse de nosotras. Nos acercamos. Comenzó a gritar para que
lo ayudara algún demonio cerca que estuviera peleando con algún Caído. Ellos me
echaron un vistazo y comenzaron a teletrasportarse, desapareciendo. Debían saber
que él ya estaba acabado. Abandonarlo era la única opción.
Se giró y me miró.
— Piedad, Hellhound — pidió.
Comencé a reír, pero sonó profundo, más maligno. Me detuve a
un paso de él y miré hacia abajo a la sonrisa boba en su cara.
— Vas a morir hoy. Y con eso estoy enviándole un mensaje a todos
ustedes — dije mientras me burlaba de él.
Con dos movimientos precisos, su cabeza fue cortada
limpiamente, deslizándose por la tierra con un sonido enfermizo. Miré hacia
arriba y vi a los Caídos observándome; mis ojos buscaron entre la multitud
hasta encontrarlo.
Todo el tiempo pude sentirlo también. Lo escuché hablándome,
alentándome, diciéndome que tuviese cuidado. Chax se mantuvo ahí, sangriento
pero vivo, y sonriéndome.
— Yo… — estaba a punto de decir algo, pero entonces ¡BAM!
Algo me golpeó, cerca de nockearme fuera de mis pies. El
sentimiento era familiar, trayendo memorias de la caverna e Ira en primera fila
en mi mente. Pero este dolor era peor. Rugí y caí al suelo, tratando de alejarlo
de mí.
— ¡Miguel! — escuché a Chax gritar, pero mi propio grito de
agonía estalló en mi boca.
¡Estaba malditamente
muriendo!
Mi cuerpo tembló, la tierra siguiendo el movimiento. Escuché a
alguien maldecir y una pelea se formó en alguna parte a la distancia.
Otro disparo de electricidad me atravesó y arqueé mi espalda,
tratando de aliviar el dolor que asaltaba a mi cuerpo. La sensación de estar quemándome
se esparció de los pies a la cabeza, haciéndolo todo peor. En desesperación,
grité
— Chax, ayu…
El siguiente rayo fue tan fuerte que en el momento que me
golpeó la oscuridad me reclamó.
Floté dentro de un mundo oscuro lleno de nada, y por una vez
estaba agradecida. El dolor se había ido y podía respirar de nuevo. Pero
también trajo a la soledad con él. El vacío estaba siempre desierto, con nada
más excepto yo.
Fin del Capítulo 7